A veces creemos que lo que sentimos debe desaparecer rápido.
La vida avanza, dicen, solo si seguimos sin mirar atrás.
Pero hay cosas que necesitan quedarse un rato… que merecen ser miradas, reconocidas, sostenidas.
No se trata de quedarse atrapados en ellas, sino de permitir que nos hablen, que nos enseñen algo sobre quiénes somos, sobre lo que necesitamos, y sobre lo que queremos soltar para avanzar.
Y al dejarlas ir, no perdemos nada: solo hacemos espacio para lo que aún está por llegar.