Da vida a tu voz
Da vida dentro de ti a una voz que sea firme y amorosa, una voz que te vea y ponga en valor las cosas bonitas que ofreces al mundo.
Da vida dentro de ti a una voz que te trate con ternura y amabilidad cuando cometas un error, que sea paciente y te anime a aprender y reparar cuando sea necesario.
Da vida dentro de ti a una voz que comprenda todas tus danzas internas, que te invite a abrazarte y a buscar la manera más amable de transitar este camino.
Porque a veces estar aquí no es sencillo, a veces la vida aprieta y lo mejor que puedes hacer por ti misma es ser tu mejor compañera.
De esta manera podrás volver al mundo más ligera, más en paz contigo, y con la certeza de que siempre tienes un refugio dentro. Una voz que te sostiene, que te recuerda que no estás sola, y que te devuelve a tu centro cuando todo afuera se mueve demasiado.
Y es que esa voz no se construye de un día para otro, requiere presencia, cuidado y mucha paciencia. Es como ir sembrando pequeñas semillas de amor propio en tu interior: con cada palabra amable que te dedicas, con cada silencio en el que eliges no castigarte, con cada vez que te miras al espejo sin exigencias y te reconoces simplemente humana. Poco a poco, esas semillas echan raíces, y con el tiempo florecen en forma de una voz interna clara y serena.
Cuando esa voz comienza a tomar espacio, algo cambia en la manera en que caminas por la vida. Te descubres más comprensiva con tus procesos, menos dura con tus fallos, más abierta a lo que llega y más confiada en lo que se va. Aprendes a sostenerte, y desde ahí también aprendes a sostener a otros sin perderte en el intento.
Y cuando te habitas de esa manera, lo que compartes con los demás también se transforma: tus vínculos se vuelven más auténticos, tu mirada más compasiva y tu paso por la vida más firme y honesto. Porque ya no caminas desde la carencia ni desde la exigencia, sino desde un lugar interno que te recuerda que eres suficiente tal y como eres.
Dar vida a esa voz es regalarte compañía en soledad, ternura en los momentos duros y un refugio al que siempre puedes regresar. Es, en definitiva, recordarte que puedes ser tu propia casa.
Y cuando lo olvidas, vuelve a empezar. Vuelve a crearla, vuelve a darle vida, una y otra vez. Porque esa voz eres tú, y cuanto más fuerte late en tu interior, más fuerza tiene tu manera de estar en el mundo.
Abracico,
Itsaso.